sábado, 2 de enero de 2010


Este 27 de diciembre rodeado de focos, muérdagos y unos cuantos jojojo, cumplí 8760 horas tratando de ocultar lo clavado dentro del armario con mis manos hasta sangrar, risas ahogadas entre las sabanas de mi cama, besos regados aquí y haya entre mis zapatos, en la alacena y uno que otro todavía sobre mi regazo.

Aquel día en el cual nuestro amor se empezó a disolver por el frio clima que pintabas, yo con el encendedor en la bolsa derecha del pantalón, tú con extinguidor en mano, día en el cual mi última estrella llamada esperanza fue tirada en el basurero cerca de un burdel de mala muerte, mientras nos dirigíamos a nuestras casas, sin siquiera dirigirnos un suspiro mutuo.

Empezamos a probarnos, tentando la lujuria en otras personas, fornicando con ellos pensando en nosotros, amores pasajeros de hotel de carretera, besos de rutina, mientras al vernos el deseo ardiente, se escapaba por los poros, imaginándote sobre mi recorriendo mi cuerpo con tus manos de fuego y tu lengua de navaja, oh! Maldita tentación placentera a mi mente retorcida a tu figura corporal.

Ahora solo queda el recuerdo de tu néctar corriendo por mi organismo, los gemidos se volvieron sordos, como tu amor distancia, faltando tiempo para nuestro rencuentro deseamos que pase lo que el instinto dicte o el celo animal, haciéndote mío, haciéndome tuyo, de amante de amigo, si quieres de puta! Pero déjame morir o matarte!

2 comentarios:

  1. Anónimo2/1/10

    Dany recuerda la lengua escarificada... recuerda la costra en el centro del poema... Si vienes el lunes, me ayudas a escarficarme?

    te extranio

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  2. Anónimo13/1/10

    Yo venía a morir.. escribe yaaa

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