En un cuarto una muchacha confinada esta, este carece de ventanas y puertas, solo paredes, frió cemento, tapiz rosa. Sentada en una esquina cual muñeca olvidada por una niña en el baldío de la esquina, cabello cenizo, mirada perdida, medias rotas, tacones vencidos, cigarro en mano.
Tranquilidad perturbada, cuando su juicio se rompe, tal copa estalla contra el suelo, profiere gritos desgarradores, dentro muerde, gime, llora, corre de un lado a otro, su garganta se cierra, sus pulmones se comprimen, presa del delirio por la falta de oxígeno, escucha voces y sonidos, pelea con ellos, su deseo por salir se vuelve esencial e imperioso, golpea la pared con las manos, con los pies, con la cabeza, rasga el tapiz hasta desprender sus uñas, extirpa a trozos su cabello, cae de golpe al suelo, mirando el techo fijamente, articula sus ultimas palabras.
-Realmente me encuentras delirante? ja! solo tienes que mirar atravéz de las cuencas de tu mascara-
Dicho esto cae al suelo en un sonido sordo, que retumba en la mente.
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